Seleccionar página

Manuel Ruiz Blanca (@mruizblanca)

“Cada minuto que pasa es otra oportunidad de seguir cambiando”

Vanila Sky (2001)

Uno de los grandes retos a los que se enfrentan hoy en día las empresas, es la de realizar la transformación digital. No es una moda pasajera, sino que quien no suba al ‘tren del cambio’… tiene todas las papeletas de morir ante la competencia. En un mundo en el que el cambio de requisitos y de necesidades por parte de los clientes evoluciona casi a diario, las empresas se han visto obligadas a amoldarse rápidamente para poder competir en un contexto tan agresivo.

Desde hace años, se trabaja en la dirección de convertir las empresas en Ágiles, dado que se ha comprobado que arroja mejores resultados que lo conocido hasta el momento.

Pero este proceso de cambio no es tan fácil como nos lo venden… Se debe tener mucha paciencia, valentía, constancia y, sobre todo, las ideas muy claras de hacia dónde estamos obligados a mirar para seguir complaciendo a nuestros clientes.

De hecho, no existe una receta que asegure el éxito a la hora de realizar la transformación digital de la empresa.

Uno de los problemas que se encuentran las empresas tradicionales (que venían gestionando proyectos mediante ‘waterfall’), es el de intentar aplicar las mismas recetas que aplican las empresas de última creación (nacieron con mentalidad Agile), pensando que les funcionará igualmente.

¡ Craso error !

¿Por dónde comenzar?

Una vez decidida la transformación digital de la empresa, no debemos caer en el error de lanzarnos a intentar implantar ‘DevOps’ de la noche a la mañana. Vale que ‘DevOps’ comparte los ideales de Agile y Scrum, pero hasta llegar a poder implantar ‘DevOps’, nos queda un arduo camino de evangelización cultural dentro de la empresa (comencemos por equipos pequeños aplicando Scrum y evolucionemos después hacia DevOps)

Se debe elaborar un plan: Sabemos que los planes fallan continuamente, pero lo que le da poder a Agile es que gracias a que somos conscientes de este hecho, también somos capaces de adaptarnos a cambios continuos.

La Transformación Digital debe realizarse porque se desee, no por imperativo de un alto cargo que así lo haya decidido. Las personas reacias a adoptar agile, acabarán cambiando de opinión al ver que un equipo trabajando en agile, empieza a funcionar, los integrantes del equipo salen a su hora, son felicitados por su trabajo y que además, son muy productivos.

Debe comenzarse a implantar en focos pequeños dentro de la compañía, con equipos que tengan cultura agile, introduciéndose ‘semillas’ o ‘píldoras’ mediante charlas, formaciones (por ejemplo, un coach que les enseñe sobre el cambio que supone adoptar Agile en sus compañías) y por medio de demostraciones de consecución de objetivos ágiles.

Se debe escalar a lo largo de toda la compañía la mentalidad Agile e ir poco a poco (como hormiguitas) calando en la organización.

Una vez hayamos decidido por dónde empezar, comenzaremos con el cambio.

Lo ideal es utilizar la formación como bandera de cambio. Apoyarnos en un Agile Coach o un Facilitador en Agile (Scrum, Kanban, etc.) será clave para enseñar a la gente.

Durante la fase de transformación digital, será muy importante realizar un buen seguimiento del plan, ver su estado en cada momento y sobre todo, medirlo. De este modo, conseguiremos una mejora continua.

En la actualidad, la formación agile se ha convertido en un imprescindible para cualquier organización, de hecho, es la única alternativa posible para la mayoría de ellas.

Implicar a todos los miembros de la compañía en el proceso de adaptación es el único caminohacia el éxito.

De la capacidad que tenga cada empresa para adaptarse a los cambios, dependerán los éxitos para alcanzar las metas propuestas.

Lo habitual es que, en las empresas que se embarcan en la transformación digital, se genereincomodidad o temor. No hay que ver este hecho como algo negativo, ya que ahí es donde reposa la posibilidad de obtener resultados positivos e innovaciones en la vida.

La formación agile debe ir acompañada de una constante actualización, pro actividad e innovación, y debe ser personalizada y adaptada tanto a las necesidades de la empresa como a las novedades del mercado.